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Jacobo Campo, CEO de Cerámica Campo: “Las empresas familiares encajan mejor los golpes”

Junto a su hermana Blanca, Jacobo Campo (A Laracha, 1985) dirige el hólding familiar Grupo Rodonita tras tomar hace unos años el testigo de su padre y emprendedor nato, Epifanio Campo. Los orígenes del conglomerado empresarial se remontan a 1940, cuando su abuelo fundó en Sanxenxo, en una zona tradicional de ‘telleiras’, Cerámica Campo, un negocio que se ha diversificado hasta contar hoy con cinco plantas que surten al mercado español y mundial.

El grupo también tiene una división ambiental de gestión y valorización de residuos que gestiona 200.000 toneladas anuales de la mano de Sogarisa, Conteco y PMA; Rodonita Energía, con 50 MW desplegados en tres plantas de cogeneración, tres parques eólicos y 15 fotovoltaicos; los viveros de almeja y ostra de A Ostreira en Malpica y O Grove, y la bodega Petrón, en Sober.

En total, Grupo Rodonita sostiene unos 320 empleos industriales y ligados al rural, de los cuales 120 dependen de Cerámica Campo, que Pilota Jacobo Campo, un ingeniero de minas “muy futbolero”, que trabajó en Acciona antes de tomar las riendas del negocio para suceder a su padre, que falleció en 2016.

Cerámica Campo cuenta con cinco plantas en Galicia. ¿Cuál es la especialización de cada una?

Tres de los centros de producción son cerámicos y dos se dedican a los prefabricados de hormigón. En la fábrica de cerámica de A Laracha hacemos ladrillo de construcción para tabiquería, el ladrillo tradicional de toda la vida. En Mesía, producimos teja y ladrillo para tabiques y muros, ladrillos especiales y termoarcillas. Es una planta más moderna que la anterior. Luego en Vilalonga, en Sanxenxo, tenemos una fábrica que anteriormente era de ladrillos, pero que reconvertimos a material refractario. En cuanto a las dos plantas de prefabricados de hormigón, una está en A Laracha y otra en Vilalonga. Una está más especializada en bordillo, adoquín y losas, y la otra se centra más en la baldosa hidráulica, la que se emplea de forma convencional en las aceras.

Tras la autorización de la administración, durante los próximos meses se pondrá en marcha la instalación de placas fotovoltaicas en las cubiertas de ambas plantas, destinadas a la fabricación de ladrillo y teja. Cada instalación ocupará 25.000 metros cuadrados y tendrá 2,4 MW de energía fotovoltaica, destinada al autoconsumo y al volcado a la red, en el caso de haber excedentes.

Además de la puesta en funcionamiento de estas nuevas capacidades, se llevará a cabo la remodelación de las plantas de cogeneración ya existentes tanto en Laracha como en Mesía, y se realizará una hibridación de ambas tecnologías de producción eléctrica. “Se trata de generar electricidad a través de dos fuentes, en este caso de origen renovable (fotovoltaica y cogeneración), que comparten un mismo punto de conexión, pudiendo alternarse según las circunstancias y garantizando un suministro más estable y eficiente para la planta. Además, está todo preparado para que se vierta a la red la energía que no se auto consuma”, sostiene Jacobo Campo.

“En el ADN de nuestra empresa está siempre la preocupación por mantener la eficiencia energética de todas las plantas. Fuimos pioneros en instalar plantas de cogeneración en nuestras fábricas de cerámica, dotándonos del calor necesario para el proceso de secado y electricidad para autoconsumo. Después introdujimos el uso de combustibles alternativos como aceite valorizado y biomasa de aceituna. Desde hace años impulsamos proyectos de eólica y fotovoltaica”, añade el CEO de Cerámica Campo.

Con estas actuaciones, que supondrán una inversión conjunta de 2,6 millones de euros y que se llevarán a cabo en los próximos meses, la planta de A Laracha producirá 6,5 MW de energía renovable para autoconsumo y volcado a la red. La planta de Mesía, por su parte, producirá otros 6,5MW.

Campo reclama nuevo marco regulatorio para la cogeneración

Actualmente, la industria de la cogeneración en España está sufriendo la ausencia de una normativa que facilite la implantación de sistemas y su viabilidad económica. Esta problemática no solo frena la puesta en marcha de nuevas plantas de cogeneración, sino que impacta negativamente en la competitividad de diversas industrias como la cerámica. Jacobo Campo ha expresado su preocupación ante esta situación, dado que “es fundamental que se agilicen las subastas pendientes y se establezcan parámetros retributivos claros. Hace más de dos años que las industrias cogeneradoras esperamos por la promulgación de una nueva metodología a la operación que actualice los precios de gas, del CO2 y del mercado eléctrico de acuerdo a cifras reales, único camino para acometer un nuevo ciclo de actividad e inversión en eficiencia, competitividad y descarbonización”.

¿Cómo evoluciona la demanda de materiales de construcción?

Podemos decir que está estable desde 2015. Desde la crisis de 2008 no ha recuperado ni recuperará el volumen que tuvo a principios de los años 2000. Hubo una mejora considerable justo después de la pandemia. A finales de 2021 se construyó bastante y se rehabilitó mucho. En cambio, desde finales del año pasado parece que el ritmo ha descendido un poco, pero es una bajada controlada.

En todo caso, llama la atención ese retroceso cuando los fondos europeos tienen en la rehabilitación y la eficiencia energética dos de sus focos de inversión…

Nuestro producto está muy enfocado a la obra nueva. La cerámica tiene su importancia en la rehabilitación, aunque es menor. Vivimos en un 80% de la obra nueva.

¿Cerámica Campo suministra en exclusiva al mercado gallego o sus productos llegan a otros puntos de España o del mundo?

Depende de cada fábrica. El ladrillo lo surtimos en el noroeste de España: Galicia, Asturias y Castilla y León. La teja y el prefabricado de hormigón se venden por toda España. Las piezas refractarias que hacemos van para la industria cerámica, esto es, para revestir hornos y vagones que entran dentro de los hornos. Las vendemos en Australia, Norteamérica, Rusia, norte de África, Suráfrica, Francia, Alemania, Reino Unido, Colombia…

Rodonita Energía, una de las empresas del grupo familiar, se dispone a desmantelar una parte de la planta de cogeneración de A Laracha, que opera con gas natural, para instalar placas fotovoltaicas en su lugar. En Mesía también apuestan por la energía solar…

Sí. Son dos proyectos gemelos.

¿En qué consisten?

Cada planta tenía cinco motores de cogeneración de 1,6 megavatios de potencia cada uno desde el año 2006 para autoabastecimiento y exportación de energía eléctrica y también para autoconsumo de energía térmica. En los últimos años, la cogeneracíon no está siendo muy valorada por el Gobierno, podemos decirlo así. Estamos sin regulación, por lo que hemos resuelto apostar por la hibridación, esto es, por autoconsumir mediante dos tecnologías: la propia cogeneración más energía fotovoltaica, que es la que vamos a instalar ahora. Lo que hacemos es retirar dos de los cinco motores de la cogeneración, reduciendo así la potencia, y la sustituimos por paneles fotovoltaicos.

“En las fábricas de cerámicas, la energía térmica y eléctrica determina el 40″ de los costes de producción. En 2022 y 2023 llegamos al 70%”

¿La cogeneración ha perdido atractivo debido a la falta de una actualización del marco retributivo por parte del Ministerio para la Transición Ecológica?

Desde hace más de dos años estamos sin los parámetros retributivos, que son los que fijan nuestros ingresos. Y también nos anunciaron que van a cambiar esa regulación, que van a proponer un nuevo método para el cálculo de esa retribución. Pero no lo han hecho. Era para enero y no ha salido nada. Entonces, tenemos las cogeneraciones paradas. No nos atrevemos a arrancarlas porque no sabemos qué régimen retributivo tienen. Estamos en una incertidumbre.

¿Qué parte de los costes de producción viene determinada por la factura energética en las factorías del grupo empresarial?

En las plantas de cerámicas está sobre el 40% entre energía térmica y eléctrica. Aunque, en los años 2022 y 2023, con toda la escalada de precios la energía, llegó a determinar el 70% de los costes. Por eso, todo lo que sea autoconsumir energía nos permite estar más tranquilos.

Una de las patas del negocio familiar que fundó su abuelo, Epifanio Campo Núñez, e impulsó su padre, Epifanio Campo Fernández, es el desarrollo eólico. ¿Producen energía renovable por esta vía para abastecer a alguna de las plantas de Cerámica Campo?

No. Tenemos parques eólicos en la Serra do Xistral, pero vendemos a mercado, a Red Eléctrica, y no a nuestras propias instalaciones. Pero es algo que nos estamos planteando.

“Las empresas familiares encajan mejor los golpes. Miran más en el largo plazo y están más diversificadas”

¿Se lo plantean en el sentido de impulsar algún nuevo parque eólico o de firmar algún contrato bilateral de suministro?

Se trataría de firmar un PPA entre nuestras empresas que producen energía eólica y nuestras fábricas, que consumirían esa energía.

Como otros muchos grupos empresariales, en poco tiempo han tenido que encajar la crisis financiera, la pandemia, la crisis energética y de suministros derivada de la guerra de Ucrania… ¿Los negocios familiares están mejor preparados para hacer frente a estas convulsiones?

No sabría decirlo. Es verdad que quizá tenemos más paciencia y miramos más a largo plazo. Encajamos mejor los golpes y, en general, nos podemos permitir años malos. Estamos más diversificados. Con todo esto, quizás aguantamos mejor.

¿Qué impronta considera que le ha dejado su padre en lo relativo a los negocios?

Mucho trabajo, buen humor, mantener la calma ante las dificultades y no venirse muy arriba cuando las cosas van bien. Y también está el arraigo a la tierra. Nosotros tenemos apego al rural y a la gente. Pero sobre todo, destacaría trabajar mucho.

Fuente: Galiciaé.